En este artículo sobre Jorge Oteiza vamos a recordar una curiosa anécdota que refleja el carácter y, sobre todo, el saber hacer de Oteiza en materias de escultura.
La frase que encabeza este artículo es una pregunta que un experto hizo a Oteiza en el momento de la inauguración del Santuario de Aránzazu, en 1969, y cuya fachada principal fue diseñada por el propio Oteiza. La respuesta del genial escultor al supuesto experto fue muy ingeniosa:
EXPERTO:-Sr Jorge Oteiza, piensa dejar eso así,“sin nada”?…
OTEIZA: No, voy a dejarlo CON NADA…
Sin duda, una frase que lo dice todo, con nada. Son las palabras de un hombre que hablaba a través de sus esculturas. Con el espacio, con las formas, con el vacío…Así era Jorge Oteiza, un artista que nos ha dejado un legado maravilloso. En lo artístico y en lo humano.
Para comprender mejor la anécdota te invito a seguir leyendo este artículo. Se ubica en el contexto de la renovación del Santuario Aránzazu, en una época en la que Iglesia tenía mucho más poder que hoy…
Una anécdota con historia…
A mediados del siglo XX el Santuario fue sometido a una profunda renovación, que fue dirigida por los arquitectos Sáenz de Oiza y Luis Laorga, tras salir victoriosos en un concurso de ideas. En el proyecto participaron otros conocidos artistas que pusieron su grano de arena en la renovación de uno de los grandes símbolos de Gipuzkoa.
Eduardo Chillida se encargó de las puertas principales de acceso, la decoración del ábside corrió a cargo del pintor Lucio Muñoz, Fray Javier María Alvarez de Eulate se encargó de las vidrieras y la decoración de las paredes de la cripta fue obra del pintor Nestor Basterretxea. Como hemos comentado, a Jorge Oteiza le asignaron el diseño de la fachada principal. El 9 de septiembre de 1950 se puso la primera piedra de la obra.
La renovación del Santuario estuvo rodeada de una gran polémica debido a su diseño vanguardista. Por este motivo, parte de su construcción, especialmente la parte más artística, estuvo vetada durante 15 años por la Comisión Diocesana de Arte Sacro, uno de los órganos más poderosos e influyentes de la Santa Iglesia.
Según dictaba su sentencia “…los artistas han sufrido extravío por las corrientes modernistas, que no tiene en cuenta algunos de los preceptos de la Santa Iglesia en materia de Arte Sagrado.”
El trabajo de Oteiza quedó inconcluso durante el tiempo que duró el veto de la Iglesia. Las esculturas que conformarían el conjunto de la fachada se quedaron a medias, sin el toque final del artista.
Así, Jorge Oteiza tuvo que esperar hasta hasta 1969, cuando falleció Font i Andreu, obispo de San Sebastián que había promovido la prohibición de la obra, para colocar su magnífico grupo de 14 apóstoles y ver culminada una de sus grandes obras.
Sin embargo, Oteiza cambió de idea y dio un giro radical a su diseño inicial, que incluía más ornamentaciones en toda la fachada. El veto de la iglesia hizo mella en el ánimo del escultor y al final sintió que su nueva fachada (la actual) reflejaba mejor su sentir como escultor, y que el diseño estaría más acorde a las nuevas tendencias escultóricas.
El diseño era más minimalista, con más vacío que ponía el protagonismo en la escultura central.
De ahí viene la anécdota que comparto contigo en este artículo, ya que los expertos esperaban que la fachada fuera más barroca y tuviera más elementos.
EXPERTO:-Sr Jorge Oteiza, piensa dejar eso así, “sin nada”?…
OTEIZA: No, voy a dejarlo CON NADA…
Jorge Oteiza, afortunadamente, se mantuvo firme en su idea y nos dejó una fachada maravillosa. Una escultura que habla con el vacío, tal y como hemos visto a lo largo de toda la obra del autor.
El conjunto de la fachada representa a la Virgen Dolorosa cuando recoge el cadáver de Jesús. Para Oteiza la fachada principal del Santuario de Aránzazu “es un muro de soledad, la soledad de la muerte que ofrece a su hijo al visitante (al peregrino que llega), un juego que se realiza con la imagen que guarda la basílica, la de la Virgen con el niño en alzas.”
Los trabajos duraron casi 20 años y el nuevo Santuario por fin vio la luz, celebrándose la inauguración el 20 de agosto de 1969. El Santuario, además de su función religiosa, es una construcción de un inmenso valor artístico y arquitectónico. Los nombres de los artistas que he mencionado, como Txillida o Basterretxea, hablan por sí solos.